A simple vista, puede resultar extraño que en pleno Siglo de las Luces tenga lugar la llegada de un nuevo género literario cuya estética y elementos son opuestos a lo que la Ilustración había estado intentando implantar en la sociedad del siglo XVIII. Los principales objetivos de los ilustrados eran buscar una explicación lógica para todas las cosas y, para ellos, era imprescindible promover un cambio en las mentes de los ciudadanos sobre sus creencias religiosas y supersticiosas e imponer el saber y la ciencia para conseguir así el progreso y la felicidad de la sociedad.
Por otro lado, es importante resaltar un tipo de poesía que aparecería a principios del siglo XVIII que empezó a tratar un tema hasta entonces ignorado por la literatura: la meditación y preocupación por la muerte. De ese modo, un grupo de poetas, entre ellos Thomas Gray (1716-1771) y Edward Young (1683-1765), incluyeron en sus poemas escenarios lúgubres –como los cementerios– que invitaban a la reflexión sobre nuestro paso temporal por el mundo; nos recordaban que la vida era algo efímero. Ese grupo de poetas recibió el nombre de “los poetas del cementerio” (Graveyard Poets). Este nuevo tipo de escenarios y de pensamientos sobre el sufrimiento y lo sepulcral, sería el campo de cultivo ideal para recibir la llegada e implantación de un novedoso género literario: el gótico.
Desde que el hombre es hombre los cuentos de terror han estado presentes. Este tipo de historias tuvieron momentos de más auge aunque en otros periodos de la historia han estado como escondidos de modo latente en la memoria colectiva. Pese a que la Ilustración, de la mano de la razón y la ciencia, intentó disipar por completo las tinieblas de la superstición y lo irracional, los personajes de las obras góticas consiguen desafiar todas las leyes del tiempo, el espacio y la causalidad.
Con la publicación en 1764 de la obra inaugural de este género, El Castillo de Otranto (The Castle of Otranto) escrito por Horace Walpole, los lectores descubren una historia fantástica donde reinan el amor, el misterio, la angustia y lo sobrenatural. La obra es todo un éxito y su estilo y sus elementos se convierten en el paradigma de este tipo de literatura.
La fórmula inicial tendría un patrón bien definido tanto en los aspectos espacio-temporales como en el perfil repetitivo y estereotipado de sus personajes. En este tipo de narraciones el uso del tiempo suele situarse sobre los restos de un pasado remoto y oscuro; en la mayoría de las ocasiones se opta por un pasado medieval.
El espacio narrativo es un punto en el que fijaremos especialmente nuestra atención por su trascendental importancia. Las historias góticas solían tener como escenario países extranjeros, especialmente en países católicos del sur de Europa como Italia, Francia o España. Si deseamos concretar más en el tratamiento espacial, deberemos comentar algunos de los elementos de ambientación que son bien concretos.
Un castillo o una abadía, a ser posible en ruinas, creará una atmósfera irrespirable donde priman los espacios lóbregos y tenebrosos, paisajes sublimes, calabozos, pasadizos subterráneos… La arquitectura toma protagonismo en la literatura gótica y se convierte en un personaje más, pues influye en gran medida en los hechos que suceden en la historia y en las emociones que provocan tanto en los personajes como en el lector.
Las construcciones no protegen, sino que se convierten en una amenaza en sí misma, donde los personajes sufren todo tipo de maldades bien de origen sobrenatural como maldiciones, o bien por actos violentos por parte de personajes malvados.
El argumento consiste en una sucesión de enigmas y misterios que tienen que ser afrontados y solucionados a lo largo del relato y, cuando el misterio se descubre, el relato llega a su fin.
La intención de este tipo de literatura se basa en explorar la perversión y la maldad humana, y a su vez infunden terror en los lectores creándoles ciertas inquietudes. Pactos con el Diablo, torturas terribles, agresiones a seres inocentes, transgresión de los valores morales y un largo etcétera contribuyen a crear un mundo de pesadilla.
Los perfiles de los personajes son estereotipados y se repiten. Básicamente serían: el villano, el caballero, la damisela en apuros y algún ser sobrenatural (como un fantasma con sed de venganza, el espíritu de una monja cuyo cuerpo no fue enterrado, un vampiro o cualquier otro tipo de seres monstruosos).
C O N C L U S I O N:
El gótico llegó en el siglo XVIII pero vino para quedarse. A pesar de lo predecible que fue en sus comienzos, ha sido capaz de ir adaptándose a los nuevos gustos y necesidades de cada etapa de la historia y de ese modo impresiona y sorprende a día de hoy en sus distintas variantes. En este siglo, no es extraño encontrar que ciertas historias de terror en lugar de suceder en algún castillo en ruinas, puedan desarrollarse en alguna mansión o edificio abandonado, en un callejón oscuro o en las cloacas de alguna ciudad. Cambian los escenarios, los personajes, pero en esencia se recrea la misma atmósfera opresora e inhóspita que en sus orígenes más remotos. La literatura gótica ha sido capaz de arraigarse tan profundamente en las emociones más primitivas y más profundas del alma humana, que es un género vivo que sigue evolucionando y enriqueciendo a la sociedad impregnándolo todo con su densa, húmeda y fría niebla. Esa que tanto nos gusta a quienes osamos a adentrarnos en ella.
B I B L I O G R A F Í A:
Por otro lado, es importante resaltar un tipo de poesía que aparecería a principios del siglo XVIII que empezó a tratar un tema hasta entonces ignorado por la literatura: la meditación y preocupación por la muerte. De ese modo, un grupo de poetas, entre ellos Thomas Gray (1716-1771) y Edward Young (1683-1765), incluyeron en sus poemas escenarios lúgubres –como los cementerios– que invitaban a la reflexión sobre nuestro paso temporal por el mundo; nos recordaban que la vida era algo efímero. Ese grupo de poetas recibió el nombre de “los poetas del cementerio” (Graveyard Poets). Este nuevo tipo de escenarios y de pensamientos sobre el sufrimiento y lo sepulcral, sería el campo de cultivo ideal para recibir la llegada e implantación de un novedoso género literario: el gótico.
Desde que el hombre es hombre los cuentos de terror han estado presentes. Este tipo de historias tuvieron momentos de más auge aunque en otros periodos de la historia han estado como escondidos de modo latente en la memoria colectiva. Pese a que la Ilustración, de la mano de la razón y la ciencia, intentó disipar por completo las tinieblas de la superstición y lo irracional, los personajes de las obras góticas consiguen desafiar todas las leyes del tiempo, el espacio y la causalidad.
Con la publicación en 1764 de la obra inaugural de este género, El Castillo de Otranto (The Castle of Otranto) escrito por Horace Walpole, los lectores descubren una historia fantástica donde reinan el amor, el misterio, la angustia y lo sobrenatural. La obra es todo un éxito y su estilo y sus elementos se convierten en el paradigma de este tipo de literatura.
La fórmula inicial tendría un patrón bien definido tanto en los aspectos espacio-temporales como en el perfil repetitivo y estereotipado de sus personajes. En este tipo de narraciones el uso del tiempo suele situarse sobre los restos de un pasado remoto y oscuro; en la mayoría de las ocasiones se opta por un pasado medieval.
El espacio narrativo es un punto en el que fijaremos especialmente nuestra atención por su trascendental importancia. Las historias góticas solían tener como escenario países extranjeros, especialmente en países católicos del sur de Europa como Italia, Francia o España. Si deseamos concretar más en el tratamiento espacial, deberemos comentar algunos de los elementos de ambientación que son bien concretos.
Un castillo o una abadía, a ser posible en ruinas, creará una atmósfera irrespirable donde priman los espacios lóbregos y tenebrosos, paisajes sublimes, calabozos, pasadizos subterráneos… La arquitectura toma protagonismo en la literatura gótica y se convierte en un personaje más, pues influye en gran medida en los hechos que suceden en la historia y en las emociones que provocan tanto en los personajes como en el lector.
Las construcciones no protegen, sino que se convierten en una amenaza en sí misma, donde los personajes sufren todo tipo de maldades bien de origen sobrenatural como maldiciones, o bien por actos violentos por parte de personajes malvados.
El argumento consiste en una sucesión de enigmas y misterios que tienen que ser afrontados y solucionados a lo largo del relato y, cuando el misterio se descubre, el relato llega a su fin.
La intención de este tipo de literatura se basa en explorar la perversión y la maldad humana, y a su vez infunden terror en los lectores creándoles ciertas inquietudes. Pactos con el Diablo, torturas terribles, agresiones a seres inocentes, transgresión de los valores morales y un largo etcétera contribuyen a crear un mundo de pesadilla.
Los perfiles de los personajes son estereotipados y se repiten. Básicamente serían: el villano, el caballero, la damisela en apuros y algún ser sobrenatural (como un fantasma con sed de venganza, el espíritu de una monja cuyo cuerpo no fue enterrado, un vampiro o cualquier otro tipo de seres monstruosos).
C O N C L U S I O N:
El gótico llegó en el siglo XVIII pero vino para quedarse. A pesar de lo predecible que fue en sus comienzos, ha sido capaz de ir adaptándose a los nuevos gustos y necesidades de cada etapa de la historia y de ese modo impresiona y sorprende a día de hoy en sus distintas variantes. En este siglo, no es extraño encontrar que ciertas historias de terror en lugar de suceder en algún castillo en ruinas, puedan desarrollarse en alguna mansión o edificio abandonado, en un callejón oscuro o en las cloacas de alguna ciudad. Cambian los escenarios, los personajes, pero en esencia se recrea la misma atmósfera opresora e inhóspita que en sus orígenes más remotos. La literatura gótica ha sido capaz de arraigarse tan profundamente en las emociones más primitivas y más profundas del alma humana, que es un género vivo que sigue evolucionando y enriqueciendo a la sociedad impregnándolo todo con su densa, húmeda y fría niebla. Esa que tanto nos gusta a quienes osamos a adentrarnos en ella.
B I B L I O G R A F Í A:
- LOPEZ SANTOS, Miriam (2010) “El género gótico. ¿Génesis de la literatura fantástica?” en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/el-genero-gotico-genesis-de-la-literatura-fantastica/html/458dbc94-a0f8-11e1-b1fb-00163ebf5e63_6.html#I_0_ (consultado el 2 de octubre de 2015).
- HOGLE, Jerrold E. (2002) The Cambridge Companion to Gothic Fiction. Cambridge: Cambridge University Press.